Cómo ahorrar energía en casa este invierno.

Nos ha encantado este articulo que ha publicado Caixabank, así que lo compartimos con vosotros.

Lo llevamos oyendo desde que éramos niños: “¡Apaga la luz, que ya verás cuando llegue la factura!”. Nuestros padres tenían mucha razón cuando nos avisaban, lo que ocurre es que la factura que sube si malgastamos energía no es solamente la que nos llega a casa. Nuestra falta de eficiencia también acaba por afectar a la economía del país e incluso al planeta.

El ahorro de energía se ha convertido en uno de los ejes principales en torno a los cuales el mundo afrontará sus principales desafíos, unos retos que han quedado recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enunciados por la ONU para cumplir con su Agenda 2030. Se trata de promover un esfuerzo común para alcanzar entre todos la prosperidad de los ciudadanos y asegurar la habitabilidad del planeta.

La cuestión es que el consumo de recursos energéticos tiene mucho que ver con varias de estas metas. De hecho, afecta directamente al ODS n.º 7 (Energía asequible y no contaminante), pero también a otros como el n.º 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), el n.º 12 (Producción y consumo responsables) y el 13 (Acción por el clima). Por esa razón, organismos como la Unión Europea han transformado la eficiencia energética en una de sus políticas prioritarias.

Jaque al planeta

Consumir más energía de la que debemos supone poner en jaque cuestiones tan sensibles como los recursos energéticos limitados que tiene el planeta. Además, si la demanda de energía aumenta de manera indiscriminada, también lo hará la contaminación causante del cambio climático, que se ve incrementada tanto al producir energía como al utilizarla.

La dependencia energética del país es otro de los factores que se ven perjudicados si no prestamos atención a nuestro consumo de energía, una cuestión que puede llegar a suponer miles de millones de euros a las arcas de la Administración. Un dato: solamente el uso de energías renovables en España ahorró en 2018 hasta 8.547 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles y casi 900 millones de euros en derechos de emisión.

Realizar un uso racional de la energía es un ejercicio que debe comenzar en el propio hogar y el invierno es un momento perfecto para empezar a planteárselo. Acostumbrarnos a realizar un uso más racional de este recurso es cuestión de apagar luces a tiempo y moderar la calefacción, sí, pero también de crear un hábito que nos llevemos con nosotros a cualquier faceta de nuestras vidas. De la calefacción a nuestros desplazamientos diarios, rebajar nuestro gasto energético mensual es cuestión de gestos conscientes.

Duchas más racionales

El agua caliente sanitaria es uno de los principales consumidores de energía en los hogares. De hecho, según el IDAE, es el segundo solo por detrás de la calefacción y acapara el 18,9 % del consumo total.

En invierno, tendemos a alargar un poco más las duchas debido a que solemos tener una mayor sensación de frío, un hábito que suele instalarse de manera inconsciente y que puede disparar la factura de energía. En este sentido, conviene hacerse consciente del tiempo que pasamos en ella y tratar de reducirlo al mínimo imprescindible.

Otra buena idea consiste en instalar grifos con termostato, que evitan tener que regular manualmente la temperatura del agua añadiendo caliente o fría. De esta manera tan sencilla, la temperatura ideal se mantendrá constante.

Calefacción con sentido

Si el agua caliente acapara buena parte de nuestro consumo energético, la calefacción se lleva la palma. El IDAE establece en el 47 % del total el consumo que efectúa este apartado en un hogar. Así que racionalizar su uso y recurrir a alternativas más ecológica parece una buena idea.

Hay muchos aspectos que nos pueden ayudar a sacar el máximo partido de la energía que consumimos en calefacción. Un buen aislamiento de la vivienda es uno de ellos, junto a un establecimiento racional de la temperatura, que no debería superar los 21 ℃ en invierno durante el día. De noche, se puede ajustar en torno a los 17 ℃ y cerrar las persianas para evitar que el calor se disipe. Si aun así sentimos frío, siempre podemos probar a abrigarnos un poco más.

Los actuales sistemas de domótica permiten, además, controlar la temperatura del hogar —y, por tanto, el consumo energético derivado— desde el propio smartphone, por lo que se puede planificar fácilmente el acondicionamiento de su temperatura.

La gasolinera también cuenta

No solemos tener en cuenta la energía que gastamos al desplazarnos y, sin embargo, tiene un importante impacto sobre la economía de muchos hogares, así como sobre el medio ambiente.
El invierno es una buena ocasión para poner en práctica algunas medidas como la conducción eficiente. Se trata de un concepto que tiene como objetivo reducir al mínimo el consumo energético que realiza el vehículo, tanto si se trata de un vehículo eléctrico como de uno convencional.

La conducción eficiente se refleja en múltiples factores: desde seleccionar la marcha más adecuada en cada momento a observar y anticiparse a lo que va a ocurrir en la carretera. De esta manera, se malgasta menos energía, ya que se reducen las frenadas y, con ellas, las aceleraciones posteriores para recuperar velocidad. Apagar el motor en paradas superiores al minuto y moderar la velocidad también son buenos hábitos que nos ayudarán a conducir de manera más eficiente.

En cualquier caso, si verdaderamente queremos introducir la mayor eficiencia energética posible a nuestros desplazamientos, la mejor estrategia consiste en dejar el coche a un lado y optar por caminar o montar en bicicleta. Si los trayectos que queremos cubrir no nos lo permiten, el transporte público es la mejor opción.

Reducir nuestro consumo de energía es un hábito que puede aportar mucho al planeta y a la sociedad. Para lograrlo, lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de los aspectos de nuestra vida cotidiana que suponen utilizar energía y cómo podemos hacer que sean más eficientes. Una vez identificados, es hora de pasar a la acción.

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